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Oriente tiene mucho que enseñarnos
La física cuántica y las teorías cosmológicas actuales cada vez son más coincidentes con lo expresado en la tradición hindú. Por ejemplo, el mismo CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) exhibe una estatua de Shiva Nataraja, el Rey de la Danza de los ciclos cósmicos, en uno de sus jardines.
Curiosamente, no se encuentra una analogía mejor para representar el instante de la creación que una danza de reverberaciones.
En la psicología y la educación también ocurre otro tanto. En occidente los paradigmas en los que hemos basado nuestro conocimiento sobre la mente y sobre el ser humano nos limitan y definen hasta que el diagnóstico acaba asfixiándonos.
Como salida, se están comenzando a plantear temas como el aprendizaje colaborativo, las comunidades de aprendizaje, la inteligencia emocional o el mindfulness. Estas tentativas buscan aumentar la inclusión entre el individuo y su contexto.
En esta linea, oriente plantea que la integración socio-cognitiva solamente es posible si la forma en cómo el individuo conoce el mundo y así mismo esta basada en la presencialidad.
Bajo esta perspectiva, la práctica meditativa y el cultivo de la concentración son las únicas herramientas capaces de lograrlo.
Nuestra misión como padres, madres y educadores es la de proveer y asegurar un entorno en donde los niños puedan aprender a vivir libres, no solo a sobrevivir. Si lo conseguimos, lo mejor de ellos y ellas emergerá por sí mismo de forma natural, sin ningún tipo de esfuerzo.
Hace falta un cambio;
pero no en la forma de ser, sino en la forma de conocer.
¿En qué puede ayudarte meditar?
Aprender a localizarte en el mundo interno y a mantener la estabilidad cognitiva y la ecuanimidad no es fácil. Requiere practicar y desarrollar la habilidad de "saber vivir".
Sin embargo, por dificultoso e improbable que parezca, es el propósito más digno y el único que produce:
Desintoxicación psicológica y toma de conciencia sobre los propios procesos (estrés, ansiedad, lucha interna, etc).
Descanso, distensión y regeneración.
Despertar y afianzamiento de nuestras habilidades existenciales.
¿Por qué es muy beneficioso para los niños?
En el caso específico de los niños, niñas y adolescentes, reconocerse y familiarizarse con un espacio interno de comprensión continua y aprendizaje puro les ayuda a:
Garantizar que su atención se centre exclusivamente en lo importante de cada instante.
Construir su identidad psicológica en base a sus dones innatos.
Gestionar las situaciones adversas para poder aprender y crecer con ellas.
Permanecer en un estado de apertura, espontaneidad, vitalidad y responsividad.
Consolidar un núcleo personal estable que sustente la responsabilidad, la asertividad y la toma de decisiones.
La educación no consiste sólo en el aprendizaje de nuevos conceptos, ni es un medio para alcanzar el fin de "ser alguien". Mas bien es un proceso de servicio y reconocimiento hacia lo que está diseñado para madurar de forma natural.
Otorgar a los niños la oportunidad de mirarse sin calificativos ni expectativa alguna, es un apoyo que debemos darles para que no pierdan la visión de la vida como una oportunidad.
Nuestra misión como educadores es la de rescatar y desarrollar esa misma habilidad en nosotros mismos: aquella que nos permita mirarlos a la luz de su propia experiencia, sin tratar de hacerlos nuestros o conquistarlos, acompañándolos y respetando su propio crecimiento.
Sobre mí
Me llamo Alejandro Zalba y veo en los niños y niñas la fuerza y el brillo humano que tanto necesitamos como sociedad y que debemos cuidar para que no se nuble y se apague.
Son muchas las personas que al crecer hemos caído prisioneras de nuestra mente, creencias, hábitos y emociones.
Es difícil darnos cuenta de cómo el dolor y la ansiedad impregnan nuestra manera de percibir la realidad, acumulando un juego de ópticas que producen sufrimiento y confusión.
Ello me ocurrió, y desde entonces me he dedicado a reconstruir la forma en cómo miro al mundo.
En algún momento algo debió de funcionar ya que aunque seguía habiendo aflicción, poco a poco iba habiendo algo más de orden. En esos momentos creía que era "mi yo" el que iba siendo cada vez un "mejor yo", pero ahora sé que no es así.
Me licencié en psicología en Barcelona, estudié terapia transpersonal en Madrid y luego hice dos masters, en Psicología Sanitaria y en Orientación Escolar. Sin embargo, mi formación más contundente radica en la práctica meditativa.
Este recorrido académico, unido a la comprensión de mi propia historia personal, me ha ayudado a vislumbrar los vacíos que tenemos como sociedad y como institución a la hora de abordar la vida y sus complejidades, tanto clínica como pedagógicamente.
¿Qué es una simetría interna?
Es la relación de identidad que existe entre nuestro mundo interno, mental y subjetivo, y el mundo externo que percibimos a través de nuestros sentidos físicos.
Cuando cerramos los ojos nuestra mente no acostumbra a permanecer en calma sino que se llena de imágenes, recuerdos, pensamientos, locutores internos y sensaciones físicas.
Del mismo modo, estamos habituados a ver el mundo y a los demás a través de ideas preconcebidas, creencias, estereotipos, memorias y preferencias; hasta el punto de que pasamos más tiempo en nuestras películas mentales que atentos al presente.
Las formas que vemos en nuestra mente cuando nos paramos a observarla e indagarla interiormente reflejan simétricamente el modo en cómo vivimos y nos relacionamos en nuestra vida cotidiana: la manera en cómo nos tratamos a nosotros mismos y a los demás, los asuntos por resolver, el acumulamiento emocional, las expectativas, el afán, el apego hacia el pasado, etc.
La meditación no es una vía de escape sino un punto de encuentro desde el que poder tomar consciencia de aquello que anteponemos a nosotros mismos.